Si practicas deportes al aire libre, te habrás dado cuenta de que la piel tiene otras necesidades desde que hace tanto frío. Si no eres una persona constante en la aplicación de crema corporal y facial, tendrás zonas como las espinillas por ejemplo descamadas, incluso irritadas o con unos granitos que pican mucho. O puedes que notes en la piel de tu rostro zonas enrojecidas, irritadas, mayor tirantez… ¿Te sientes identificado? Sigue leyendo el post para averiguar qué puedes hacer 😉
El invierno es la época del año en la que piel se deshidrata con mayor facilidad, esto es debido a que las bajas temperaturas producen vasoconstricción de los capilares y como consecuencia:
Por otro lado, la calefacción hace que disminuya la humedad relativa del ambiente y la pérdida de agua inconsciente a través de la piel aumenta.
Todo esto se refleja en la piel con: descamación, picor, rojez, mayor sensibilidad e incluso grietas sobre todo en las zonas más expuestas, cara y manos.
Para evitar estas alteraciones debes utilizar una rutina específica de cuidados de la piel que aporte esta falta de secreción sebácea, que ayude a completar el manto hidrolipídico para que así, este pueda hacer su función de protección de la piel y evites la pérdida de excesiva de agua del estrato córneo y consecuente deshidratación: comenzando por una higiene adecuada, no agresiva y específica para cada zona del cuerpo y complementando tus rutinas habituales de cuidados de la piel del rostro con mascarillas, serums, tratamientos hidratantes, nutritivos o regeneradores.
Intenta evitar productos de higiene facial con agua, al menos hasta que desaparezca la irritación. Todos los procesos de higiene con agua son más agresivos. Por ejemplo: puedes utilizar agua micelar, leche o emulsión limpiadora, aceites limpiadores, incluso por las noches puedes hacer doble limpieza (aceite + limpiador al agua adaptado a tu tipo de piel), otro día hablaré de la doble limpieza.
Con respecto a la piel del cuerpo, utiliza jabones tipo syndet “jabón sin jabón”, que son menos agresivos o incluso decántate por oleogeles.
ROSTRO:
Utiliza una crema hidratante con una textura bien adaptada al tipo y estado de tu piel, te permitirá mantenerla más protegida frente al frío. Tras la crema aplica un protector solar, si escoges uno específico para hacer deporte mejor que mejor, es más resistente al agua, por tanto aunque sudes permanece durante más tiempo en la piel, y suelen estar formulados para que no te piquen los ojos y en texturas más fluidas, con lo cual se absorben mucho mejor.
Utiliza bálsamo labial para mantener los labios protegidos, si es con factor de protección solar mejor.
CUERPO:
Aplica crema de manos, si necesitas las manos para practicar tu deporte sólo en el dorso evitando las palmas, busca una crema de rápida absorción y que deje poco residuo.
Aplica crema corporal para mantener la piel del cuerpo también protegida frente al frío, también existen cremas de textura fluida y rápida absorción para que te puedas vestir rápidamente y que no sientas la piel pegajosa al sudar.
ROSTRO:
Limpia tu piel con un limpiador suave y aplica tu rutina habitual. Un ejemplo de rutina perfecta podría ser: serum antioxidante*, crema hidratante y protección solar. En este caso puedes escoger un protector solar para el día a día.
*Tras haber estado expuesto a la radiación solar (aunque en invierno el índice ultravioleta es menor) y practicando deporte, hay una generación de radicales libres que podrías compensar con el uso de un serum antioxidante.
Sigue utilizando cosméticos hidratantes tras el serum, en esta época mantener la función barrera de la piel es imprescindible. Sobre todo busca cosméticos que contengan activos emolientes además de humectante y/u oclusivos. Como por ejemplo: ceramidas, ácidos grasos esenciales, o como la niacinamida que estimula la producción de los mismos.
CUERPO:
Vuelve a hidratar la piel tras la ducha, mucho mejor si todavía está húmeda.